La soldadura, un proceso crucial en el ámbito de la metalurgia, abarca varias formas fundamentales. La más común de ellas es la soldadura por fusión, en la que se aplica calor para fundir los metales base y un material de relleno, creando una unión permanente. Otra forma es la soldadura a presión, que implica la aplicación de alta presión para unir metales sin necesidad de fundirlos. La soldadura fuerte y blanda, aunque distintas de la soldadura, también implican el calentamiento y el uso de un material de relleno para crear una unión. Cada una de estas formas tiene sus aplicaciones y ventajas únicas, lo que hace de la soldadura una técnica versátil e indispensable en la industria manufacturera.